Siglo XXI, mucho por hacer
Imagina que empiezas en un
trabajo nuevo con toda la ilusión del mundo, tras haber pasado por un duro
proceso de selección. Es un trabajo que te gusta, cerca de tu casa, te llevas
bien con tus compañeros y compañeras… Un día te das cuenta de que existe un
puesto mejor remunerado al que quieres promocionar y se lo planteas a tu jefa.
Ella te comenta que como acabas de llegar es mejor que empieces, desde tu
puesto, aprendiendo las funciones del puesto superior y en un tiempo podrás
promocionar. Consciente de tus limitaciones y de que siempre hay algo que
aprender, aceptas y haces esas tareas que nadie más está realizando, desde tu
puesto de trabajo de menor remuneración.
Más tarde descubres que estás
embarazada, porque por si no lo habías imaginado, sí, eres una mujer trabajadora.
Estás muy muy feliz. Parece que todo va sobre ruedas. Das a luz y disfrutas de
tus permisos de maternidad y lactancia.
Al volver a tu puesto de trabajo,
descubres que el puesto al que querías promocionar ha sido ocupado por un
compañero, que tiene la misma antigüedad que tú. Él es un hombre.
Pillas un gran cabreo, no te
parece nada justo que ante el esfuerzo que has realizado, con una remuneración
menor, hayan dado el puesto al que querías promocionar a un compañero que no ha
realizado el mismo esfuerzo. ¿Cuál ha podido ser la diferencia entre ambos para
que se hayan decantado por él para ese puesto? ¿Será que él no ha disfrutado de
ningún permiso de paternidad? ¿Será que una no se puede ir a parir tranquila?
Hablas con tu jefa, protestas y
le dices lo injusto de la situación y que, viendo lo que ha pasado, te vas a
limitar a hacer las funciones de tu puesto. Ella dice que, si haces eso, te
olvides de promocionar en el futuro. Ante esto, ¿qué haces?
Este ejercicio de imaginación que
he planteado, esta basado en un hecho real. En mi opinión, se trata de un tipo
de discriminación oculta, pues obviamente la jefa no planteó su preferencia
de un hombre sobre una mujer para el puesto de alto nivel, pero, en cambio sí
que aprovecho la baja de maternidad para otorgar ese puesto al hombre.
Además, en esta situación ocurre
algo más: se produce una represalia discriminatoria, cuando la mujer
plantea sus quejas a la jefa, ésta le amenaza con no promocionar nunca. Es un
trato adverso ante quien denuncia un trato discriminatorio, que pretende
desmotivar las denuncias por discriminación.
RGH
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